VENGADORES DESUNIDOS
Editorial: Marvel Comics
Fecha de Publicación: Agosto de 2004 - Enero de 2005
Autor: Brian Michael Bendis.
Arte: David Finch – Jim Cheung – Oliver Coipel – otros
Reseña: El Buen Ñoño Wise
“Assemble” es una de esas expresiones en inglés que presentan dificultades a la hora de su traducción al español. El peso conceptual de la palabra va más allá de la simple reunión, y el grito de “Vengadores, reúnanse” (o reuníos, si sois de la madre patria) simplemente se queda corto. “Assemble” evoca algo más que compartir la misma ubicación espacial: nos habla de una complementación armónica, de un encaje perfecto de mecanismos diseñados para funcionar como un todo. Quizá a esto se referiría Jonathan Hickman al crear el concepto de “Avengers Machine” varios años más adelante. Y a lo mejor “Vengadores, ensámblense” no tiene la misma belleza fonética.
Por las mismas razones, “Disassembled” es un término aún más profundo que la mera separación física. Es el fin de una era, un propósito que se pierde del alcance de los engranajes. Y de esto trata este pseudo-evento que tomó lugar a partir del número 500 de Los Vengadores en su numeración de USA: del fin de una relación multipersonal, y de una idea que en su momento fue la mejor posible.
Al grano: el argumento está implícito en el título, y es el fin de los Vengadores. Esta es la historia del término de una conformación de los héroes más poderosos que se arrastró durante años y años, con diversos autores, algunos con runs más o menos largos. Por razones editoriales, bastante obvias a los ojos de su servidor, ya estaba bueno que dicha etapa terminara. El encargo fue para un nombre que causa tremenda polémica en el fandom marvelita: Brian Michael Bendis. Ya tendremos tiempo de diseccionarlo, porque su nombre fue central durante la pasada década, pero llamemos al pan, pan y al vino, vino: Bendis es el gestor de un cambio que gritaba por llegar a la casa de las ideas. De partida, este cuasi-evento (y lo llamo así porque carece de algunos elementos centrales para un evento en forma) es el primero después de una sequía larga de sagas que interconectaran al universo Marvel en su totalidad. Y es que dicha pausa, que duró años, era a su vez una respuesta editorial al sobreuso previo del recurso, lo que llevó al cansancio de los lectores, hastiados de una abrumadora cantidad de tales sucesos que implicaban a la totalidad de los personajes, agotando por consiguiente la necesaria individualidad de las series y -por supuesto- del suspenso necesario para leer una macro-novela. Vamos, que en el mundo superheróico el fin del mundo ocurre casi todos los meses, pero si pasa todos los días el cuento del lobo termina por no ser creído.
Dicho esto, por fin ocurre algo que se extrañaba en su dosis adecuada: un evento interconectado, una amenaza tan grande como incoherente en su exuberancia. Con esto, nos vamos a la trama en sí. Alerta de spoilers, al menos de unos pocos ocurridos en el primero de los 4 números.
Es un día cualquiera en la mansión Vengadores. Hay conversación casual y adulta, sello de la nueva etapa, con tintes de sexo, bromas y cotidianeidad. Hawkeye, She-Hulk, Scott Lang, Wasp y otros clásicos de esta conformación pasan el rato sentados a la mesa, cual funcionarios públicos con poco trabajo. De repente ocurre una explosión y las alarmas se disparan. En la entrada, los monitores muestran a un miembro Vengador muerto hace poco mientras salvaba a Cassie Lang: Jack Hart, a.k.a. Jack Of Hearts (Sota de Corazones). Como es de esperarse, Ant-Man es el primero en salir, desoyendo a sus compañeros. Llama a Jack desde una distancia prudente, viendo el aspecto demacrado de su camarada caído. Inesperadamente, Jack lo mira, le dice “lo siento” y estalla con una fuerza inusual, destruyendo gran parte de la mansión y matando a Scott Lang en el acto. Este es el primero de una larga lista de sucesos que empiezan a ocurrir con velocidad frenética sobre los Vengadores, cada cual más terrible que el anterior, como si el dique que contenía las peores pesadillas de la agrupación se hubiera roto abruptamente.
Sólo contaré el siguiente. Mientras los Avengers restantes se recuperan de la explosión y comprueban horrorizados que Ant-Man voló en pedazos, un Quinjet se aproxima. El Capi ya está en escena, así como muchos que han llegado rápidamente al sonar las alarmas. De pronto, Rogers se da cuenta que el vehículo no disminuye su velocidad, y el pánico se hace presa de todos en segundos cuando el Quinjet se estrella y explota contra los restos de la mansión, recordando al segundo avión que se arrojó contra el World Trade Center ante la mirada atónita del mundo entero en aquel triste septiembre de 2001.
De aquí en más, confusión y caos reinan. La emoción transmitida por algunos personajes es que simplemente están enloqueciendo. A ese punto. El desconcierto y la seguidilla de amenazas es tal que llega casi todo el mundo a prestar una mano, desde Namor hasta Nick Fury, pasando por Los Cuatro Fantásticos y Daredevil. Por supuesto, hay una mano que orquesta este ataque, y no es coincidencia que tantas desgracias estén ocurriendo a un ritmo vertiginoso.
"Perdón... ¿Aquí es la fiesta joven?"
Pienso que hay dos formas de abordar este trabajo. Una, desde la nostalgia. Si leímos las aventuras más importantes de los Vengadores durante los últimos 40 años, ciertamente este final abrupto resulta chocante. Algunas muertes simbólicas parecen quizá no gratuitas, pero no lo suficientemente dignas como para pasar a la historia y ser recordadas por su heroísmo. Un tufillo a improvisación con un dejo a prisa impregna las páginas, y no se necesita ser un genio para sumar dos y dos al saber que “Los Nuevos Vengadores”, el nuevo proyecto del autor y de Marvel, se encontraba a la vuelta de la esquina. Había que cerrar el boliche, pero ayer.
Lo malo de verlo bajo este prisma es el rechazo al cambio que suele acompañar la perspectiva. Según entiendo, hubo graves detractores de la nueva conformación Avenger que llegaría. Spiderman y Wolverine como Vengadores fueron una aberración para muchos puristas, y he sabido de gente que de frentón se rehusó a seguir leyendo el título mientras Bendis estuviera a la cabeza por esta razón. Si me lo preguntan, un craso error.
La segunda manera de verlo tiene que ver con el recambio generacional. El polémico autor llenó a sus historias de argumentos sin duda mejorables, pero con tramas bien adornadas en lo que respecta al desarrollo de personajes. Esto marcó un antes y un después que tiñó a casi todos los autores contemporáneos a este comic: situaciones del día a día, héroes que se sacan el pijama cuando viven su vida normal, reflexiones y quebraderos de cabeza consistentes con una vida adulta pero al mismo tiempo inmersa en la ficción de la Tierra-616. Una vuelta de tuerca necesaria, ya que los lectores de la Saga de Korvac también crecieron y sus vidas se complejizaron.
Así, mientras unos buscaban un refugio en la ficción, donde reencontrarse con su infancia y la simpleza de lo conocido, otros querían que sus personajes amados crecieran junto con ellos. Vengadores Desunidos, símbolo y punta de lanza de esta nueva dirección, es un misil teledirigido a la infancia, un borrón doloroso pero necesario para la nueva cuenta, y Brian Michael Bendis tiró de la vendita sin delicadeza, soplando firme pero respetuosamente la herida con el número llamado “Avengers Finale”, destinado a ornamentar la lápida de la nostalgia, poniéndole un bello punto final a décadas de una fórmula que ya no daba para más.
Si me lo preguntan a mí, errores más o errores menos, el cambio fue positivo en calidad, y las ventas sugieren que la cantidad de gente que piensa lo mismo también es mayoría. El dibujo de Finch es más que correcto, y al nivel al que nos tiene acostumbrados. Además para el número “Finale” el artista a cargo fue Jim Cheung, y para la mayoría de los flashbacks los laureles son para Oliver Coipel: visualmente se tiró toda la carne a la parrilla. Y si el arco central por sí solo no logra explicar satisfactoriamente las motivaciones de quien está detrás (que a estas alturas no es ningún misterio), quizá algunos números complementarios pueden ayudar. A modo de sugerencia, recomiendo incluir The Mighty Thor del #80 al #85 como prólogo (el Ragnarok, como explicación a la ausencia del dios nórdico en este y en futuros eventos por varios años), luego a Captain America & The Falcon #5 al #7, y luego Iron Man #84 y #85, antes de empezar con el arco central. De esta forma, todo toma un poco más de profundidad.
Vengadores Desunidos es un buen punto de partida para quien desee comenzar a leer Marvel y no le vayan las historias clásicas repletas de cliché, que están muy bien donde están: en sus décadas correspondientes, armadas de contexto para ser apreciadas. Aquí el Marvel del siglo XXI va tomando cuerpo, lejos de la perfección pero con más paso de avanzada que de retroceso.
Mi nota: 7/10