BATMAN: AÑO UNO
Editorial: DC Comics
Fecha de Publicación: Febrero – Mayo 1987
Guionista: Frank Miller
Dibujante: David Mazzucchelli
Reseña: Ñoño Cool
Batman, el Caballero Oscuro, el vigilante encapotado, el murciélago, o como quieran llamarle, ha tenido decenas de reimaginaciones tanto en los comics, series animadas, películas animadas, series de tv, y los muchos films live actions que ha protagonizado. Las más recientes en la memoria colectiva son “Año Zero” a cargo de Scott Snyder que quedó oliendo a mediocre por todos lados, y “Tierra Uno” que es un pequeño clásico en si mismo dada su calidad; pero aún así a pesar de que se ha intentado una y mil veces contar sus comienzos, ninguno lo ha hecho mejor que Frank Miller en su “Batman: Año Uno”, lectura obligada para cualquier fan del murciélago y seguidor de los tebeos en general, repleta de momentos memorables, diálogos para el recuerdo, mucha acción, desarrollo de personajes, dinamismo, y mucho más que volvieron a esta historia en un clásico y la “versión definitiva” del origen del personaje.
Lo que los aspectos del personaje de Batman que ya no estaban re-definidos por Frank Miller en su Dark Knight Returns un año antes, se realizaron en esta serie con este nuevo origen histórico para Batman, cortesía del escritor Frank Miller y el artista David Mazzucchelli. Este tebeo es una verdadera obra maestra, y es el pilar monumental sobre el que se sustenta gran parte de toda la mitología posterior y moderna sobre Batman, por lo que se ha vuelto un referente gigantesco para dibujantes, guionistas y lectores por igual.
La historia es conocida por virtualmente todos los que me están leyendo en estos momentos, pero de todos modos vale la pena mencionarla: Bruce Wayne en sus veintes luego de someterse al entrenamiento más intenso y duro de su vida a lo largo de todo el mundo perfeccionando cada una de sus habilidades regresa a Gotham City, su objetivo era volverse lo suficientemente capaz física y mentalmente para poder combatir el crimen en el sucio nicho de podredumbre donde fueron asesinados años atrás ante sus ojos, y así honrar su memoria.
Para esto asume el rol de vigilante sin ningún disfraz, pero no va nada bien, apenas llega a su cada vivo de regreso y en ese momento una idea cruza su mente… adoptar una nueva identidad inspirada en sus más profundos temores, escudarse en ellos, domarlos y doblegarlos hacia su voluntad y así de esa forma inspirarlos en los supersticiosos y cobardes criminales. Que esta historia fuese la base para la exitosa película Batman Begins no es de extrañar, ya que Miller escribe la trama en un estilo totalmente cinemático, y el brillante trabajo visual de Mazzucchelli sin duda le agrega un estilo cinematográfico a todo el producto también.
Lo que no se usó para el film de Christopher Nolan es la otra mitad parte de importante, interesante y valiosa para el argumento que compone a “Año Uno”, la simultanea narración sobre la llegada del teniente de policía James Gordon a la misma ciudad donde llega el playboy, genio, millonario y filántropo Wayne, con el único objetivo de demostrarle a todo el mundo y en especial a sí mismo, que es lo suficientemente capaz de ejercer el cargo en una de las urbes más peligrosas del país. Para esto tendrá que lidiar con decenas de policías, detectives y otros representantes de la ley podridos hasta la médula si quiere hacer cumplir la justicia, además de balancear su vida personal junto con la laboral, problema tan complejo para él que hará ver el tener que limpiar el departamento de policía de todos sus malos elementos como un paseo en el campo.
De hecho a pesar de llamarse “Batman: Año Uno” toda esta obra es mucho más una historia de Jim Gordon que del murciélago que lleva su nombre en el título. Cosa que a veces pasa por alto cuando hablan de los mejores momentos del tebeo y se acuerden de cada gran instante que tuvo al Caballero Oscuro haciendo de las suyas, casi como si solo fuese él quien apareciese en cada viñeta. Pero Bruce solo ocupa alrededor de la mitad del tiempo de pantalla aquí, quizás incluso menos que Jim, y tal vez se deba al gran nivel de trama, diálogo y atmósfera que Miller pone en todas sus apariciones y por eso no lo notamos.
El regreso de Bruce Wayne a Gotham es contado en paralelo con la llegada de Jim Gordon desde Chicago. En ese momento, Gotham es un lío de corrupción. El comisario está en el bolsillo de la mafia como su juguete que finge hacer cumplir la ley mientras mira hacia otro lado cuando ellos matan, roban o realizan cualquier atrocidad, y lo mismo la mayor parte de la policía. Gordon es uno de los pocos buenos policías en el lugar, y el único con la valentía suficiente para intentar algo.
Se nota MUCHO que Miller basó a su Jim Gordon y su cruzada en Sérpico, el film de 1973 protagonizado por Al Pacino, ya que el viaje de estos dos policías que tratan de limpiar sus departamentos es notablemente similar en algunos aspectos. Tenemos al hombre recto y que no acepta dinero de los criminales, por esto nadie quiere ser su compañero o trabajar con él y vive en constante riesgo, recurre a los jefes de alto mando pero no le escuchan, y por eso se lanza de cara al peligro enfrentándose a criminales y colegas de profesión por igual para limpiar sus calles él mismo… lo que le pone en una encrucijada de muerte. Ambos tienen arcos argumentales clavados el uno al otro.
Los caminos de Bruce Wayne y Jim Gordon comienzan muy separados y hasta contrapuestos en más de una ocasión, pero en el transcurso de la historia que ocupa cuatro números, los dos caminos se unen. No es hasta el final que Gordon y Batman se ven las caras. Esta es una historia de cómo se forjó esa relación, de cómo dos hombres llegaron a la más sucia y podrida ciudad en Estados Unidos con la esperanza de hacer algo bueno.
El viaje de Gordon se utiliza para ilustrar la corrupción en Gotham, de la suciedad y la oscuridad como la ve el ciudadano común en las calles, y como la policía pasa de ser totalmente corrupta a mayormente corrupta… que es una enorme mejora considerando las circunstancias.. La parte de Batman es más sobre la transformación del hombre al mito, de la forma en cómo la dureza de Gotham obligó Bruce Wayne para ponerse un traje de murciélago. Mezclados entre sí, hacen una increíble exploración de la mitología de Batman.
Ambos personajes tienen un enorme paralelo en sus personalidades, ya sea su inquebrantable sentido del deber, responsabilidad y honor, así como su sentido inamovible de la justicia; los dos quieren marcar una diferencia en un lugar donde eso prácticamente los condena a muerte sin que su cuerpo sea encontrado ya que se enfrentan a individuos terriblemente peligrosos dado el nivel de poder político que manejan; y los dos poseen ayuda de un aliado, ya sea Alfred o la detective Essen… aunque claro, Bruce no tiene un interés romántico con su mayordomo como Gordon lo tiene con Sarah.
Ahora, su parecido que más me gusta es la fragilidad física y mental de ambos. En Gordon es normal, ¿pero en Batman? Malditamente difícil de encontrar, especialmente en los últimos años de la época donde vivimos. El Batman de Miller es uno que hace MUCHO que no vemos en las páginas impresas: humano. No es el “Bat-god” que puede vencer a Darkseid, los Vengadores, Superman, Jesucristo y Chuthulu con 30 minutos de preparación y una mano atada en la bati-espalda que se ha vuelto tan enfermantemente popular en los últimos 6 o 5 años - fenómeno que tuvo sus semillas de la mano del mismo Frank con la mítica TDKR - sino que nos muestra la esencia que lo hizo popular en el primer lugar: puede equivocarse, fallar, sangra, teme… pero sigue viniendo, nunca se rinde, jamás se detendrá en su intento de proteger al inocente y castigar al culpable, no importa cuánto le cueste.
Nuestro murciélago es todavía muy joven, un verdadero novato recién ganando confianza y experiencia en lo que hace y a pesar de tener un objetivo en mente, aún así sabe que la voluntad no es todo cuando pones tu vida en la línea de riesgo. Los habitantes de la ciudad, así como la misma ley y Jim dudan sobre la efectividad de este vigilante, si es un héroe o una amenaza, y aunque fuese un héroe, si es que le puede permitir operar sin control apropiado.
Esto es una visión más realista de Batman, el cuestionarlo y verlo fallar de tanto en tanto es lo que necesitamos para recordar de que es un humano buscando el pináculo de sus capacidades, no un dios vestido de roedor con alas, esto permite explorarlo con cuidado en vez de solamente entregarnos fanservice bochornoso, eso lo vuelve tridimensional y no solo un "because I'm Batman!" con patas.
La narrativa nos sumerge en una película de género negro hecho tebeo, y lo hace de manera fluida, cinética, y no tiene ningún panel desperdiciado, el ritmo es fantástico y nunca te suelta, además el uso de calendarios para mostrarnos el paso del tiempo es un recurso perfecto que acompaña los aprendizajes de ambos protagonistas. Y fue la demostración de que los comics realistas podrían llevarse a la práctica y popularizarse.
En el dibujo tenemos a David Mazzucchelli, y este es sin duda una de sus mejores obras. Se nota que se en este momento se había acostumbrado a trabajar en conjunto con Miller, y nos presenta un estilo que es tan simple y con trazos básicos por un lado, así como lleno de de detalles y grandiosidad por otro, hay un gran sabor a ese Batman de los años 40 en cuanto al diseño elegante pero sencillo del personaje y que logra hacernos pensar: “si yo me encontrara con esto en la noche, estaría aterrado”.
Los trabajos de Loeb en Batman años posteriores como Long Halloween, los films de Nolan, la serie animada de los 90, sacar una espantosamente mala secuela conocida como “Año Dos” que tuvieron autores completamente distintos a esta; a rehacer todos los orígenes de los personajes de DC poniéndoles “Año Uno” como a la JLA, Robin, Batgirl, etc (incluso Santa Claus sacó su Año Uno y no es broma), la influencia de esta obra a casi 3 décadas de su publicación es innegable, pero hay dos elementos que no han seguido la continuidad actual, uno me alegra, el otro me entristece.
Me refiero en el primero, a que Selina Kyle ya no es una prostituta reformada que se hace heroína, y esto me alegra porque el elemento que más me molesta de Miller es que el 100% de sus mujeres sean tan sexualizadas al punto de volverlas a todas prostitutas, o fieras rígidas que odian a los hombres pero solo quieren encontrar a uno que las domine y viole, es cosa de ver todas las mujeres en su "All Stars Batman & Robin the Boy Wonder"…. Digo WTF Frank! Solo Carrie Kelly no corrió esa suerte porque era una niña de 11 años y tanto. Y mejor que Catwoman tenga un nuevo origen menos objetivizado a pesar de que siga siendo una sex symbol.
Lo que me molesta que no se haya quedado, es que Batman ya no es humano, sino que una máquina de deux ex machina que puede contra todos, Javhe, el diablo y 12 panteones y medio de otros dioses solo si tiene prep time y un plan. Lo han vuelto un maldito dios y por esto se me hace extremadamente aburrido leerlo en estos últimos años. Lo bueno es que de tanto en tanto hay gente que si comprende que la vulnerabilidad es parte de su personaje y entregan arcos de calidad.
Otro punto a destacar es que Miller ofrece algunas pistas enormes sobre que Gordon conoce que Bruce Wayne es Batman. Después de que un desenmascarado Bruce salva la vida del hijo recién nacido de Gordon, el futuro Comisario consigue darle una mirada larga y dura a Batman. Muchos han interpretado la línea de Gordon, "Sabes, estoy casi ciego y sin mis gafas", para indicar que no podía realmente decir quién era el salvador. Esas personas están equivocadas. Gordon está ofreciendo una excusa para una negación plausible. Por lo menos, su esposa le dio dos buenas miradas a Bruce en acción sin máscara. El poder del conocimiento de Gordon durante los años que tiene del murciélago y aún así decida jugar al ignorante posee mucho más importancia para su relación que la verdadera ignorancia de su identidad retratada en años posteriores.
En conclusión, esta es un comic de los años 80 cuando Miller estaba en su mejor momento y el mundo del comic estaba en su mejor momento, y aún así destaca como una obra maestra entre todo lo que se publicaba en ese entonces o creaba el legendario escritor. Se sigue sintiendo igual de interesante, nueva, entretenida y fantásticamente construida como hace décadas atrás, y creo que es necesario leerla si eres fan del murciélago o si quieres recordar un tiempo cuando el que Batman es humano realmente significaba eso.
10/10
Enlace de Archivo de Comics: Batman Año Uno (edición especial TPB en Blanco y Negro)