PINGÜINO: DOLOR Y PREJUICIO
Editorial: DC Comics
Fecha de Publicación: Octubre, 2012
Guionista: Greg Hurwitz
Dibujante: Szymon Kudranski
Reseña: Ñoño Cool
Batman. Tal vez el superhéroe con la galería de villanos más extensa en todo el mundo del comic, así como la más rica, variada, colorida e importante de la industria. Hay incluso dos o tres que podríamos decir son más fascinantes incluso que el mismo murciélago gracias a sus torcidas mentes, morbosas maneras de actuar y conducirse y personalidades atrayentemente oscuras. Los enemigos de Batman son la epítome de la frase “un héroe solo es tan grande como a los peligros a los que se enfrenta” y quienes en gran parte lo siguen manteniendo relevante.
Cada uno de ellos es más interesante que el anterior, y por lo mismo con la llegada de Batman a distintos formatos, la gran mayoría de ellos han tenido la suerte de contar con muchas interpretaciones diferentes ya sea en cine, televisión, series animadas y más. Gracias al show de Adam West del 66’, las películas de Tim Burton, las series animadas de Bruce Timm, y más recientemente los films de Christopher Nolan, se han transformado en íconos de la cultura popular y reconocibles por el público general a tal punto que algunos de los de segunda clase son más famosos que villanos pertenecientes a superhéroes de primera fila.
Los mejores en la lista podrían ser Cat-Woman, Riddler, Hugo Strange, Two-Face, Bane, Ra’s Al Ghul, Talía Al Ghul, Poison Ivy, Scarecrow Carmine Falcone, Harley Quinn, Mr. Freeze, y por supuesto Mr. J, el Joker. Estos némesis se adaptan a los tiempos de igual o mejor forma que el mismo Batman, aunque hay que admitir que así como geniales creaciones, la galería ha dado vida a creaciones patéticas como el Amo de los Condimentos por ejemplo, y han sido abandonados en el tiempo, o incluso otros con tanto potencial como los más clásicos se han movido a un segundo y hasta terciario plano al pasar de los años.
Uno de los que por mucho tiempo sufrió ese destino fue Oswald Chesterfield Cobblepot, aunque creo que lo conocerán mejor como El Pingüino. Si bien estuvo desde el principio como uno de los enemigos iníciales de Batman, y se ha ido reinventándose cada cierto tiempo para no caer en el vortex del olvido; no ha tenido el mismo éxito que otros de sus compañeros, hace unas décadas ya terminó sumiéndose en un estancamiento argumental que nunca le dejó desarrollarse más allá de ser el gordo del paraguas en un club de mafiosos que luce amenazador pero jamás causa nada de daño real, es solo un mafioso tal como el resto, pero que tenía muchos contactos que Batman quería, era interrogado por él y listo.
En el 2011, DC pretendía cambiar esto y para ello en sus New 52 lanzó una reimaginación de Oswald en forma de miniserie que me agarró por sorpresa por su calidad e interés. Se apostó por Gregg Hurwitz en el rol del guionista y Szymon Kudranski en los lápices para recuperar la merecida dignidad que se había ido con los años, demostrar que es un hombre depresivo al que lo consume un odio por el mundo que le quema por dentro, y hacerlo aterrador o más peligroso nuevamente.
Hurwitz, hombre detrás de las tramas de tebeos como Moon Knight o Punisher MAX hace un gran trabajo de conseguir al lector a identificarse con el villano que todos amamos odiar. Es una historia oscura, sucia, y de tono psicológico que te lleva de regreso a la infancia del Pingüino y así revisar los abusos que lo convirtieron en el monstruo que ves hoy en día. Mediante flashbacks intercalados con la narrativa del presente, podemos ver lo traumático que fue su pasado, viviendo en una familia que lo detestaba, desde su padre a sus hermanos.
Su escape de los abusos eran las aves por las que comenzó a fascinarse más y más, y su única fuente de cariño era su madre, y tal como con los plumíferos, se obsesionó con ella al punto se sentir un amor enfermizo, que rallaba en lo romántico, una especie de Complejo de Edipo llevado al límite.; mientras que a los demás solo les entregaba odio en regreso al rechazo constante que este le mostraba a él.
Ese rencor con el que vive será su gran motor para poder transformarse en un hombre por sobre los hombres, ponerse arriba de los que siempre lo miraron hacia abajo, y como no siente piedad por ellos, planea hasta los últimos detalles en cómo ir destruyendo a los que ve como obstáculos en su camino más que personas.
Ya crecido y habiendo acabado con todos los abusadores que alguna vez lo retaron, se ha vuelto una fuerza a temer, que por las más mínimas ofensas puede arruinarle la vida y los familiares de quien lo miró feo o decirle que es bajo de estatura. Su odio por Batman no es más que una extensión de su infancia al verle como el matón definitivo que nunca va a superar. Pasa a todos a llevar y no le importa como tenga que hacerlo, sus escrúpulos y conciencia son inexistentes, y se ha vuelto un monstruo frío y cruel.
Pero los monstruos igual tienen sentimientos. Oswald sigue cuidando religiosamente a su madre, y después a medida que avanza la historia lo vemos enamorarse de una mujer ciega que no puede ver como es físicamente y por ende se gana su confianza al no juzgarlo por el rasgo que más miseria le trajo al crecer: su aspecto. Su relación con ella le muestra que puede llevar una vida normal, apreciar las cosas de la vida que se le negaron, pero aún así la mira con una enorme desconfianza pues no entiende cómo alguien puede amarle a él y piensa que le miente. Nos deja claro que el Pingüino puede tener una mente retorcida, repleta de traumas y más, pero su corazón y emociones son las de un niño desesperado por amor. Es un ser al que fácilmente podremos detestar por sus acciones o sentir mucha lástima por su pasado y lo que sufre en el presente.
El guión es muy simple y hasta algo predecible, con los secundarios siendo nada más que recursos para avanzar la trama, pero funciona de gran forma para poder representar el carácter de nuestro protagonista, reinventando su personalidad y al mismo tiempo haciéndolo calzar con lo que conocemos del personaje actual. Es magnífico ver que a un villano tan estancado en su desarrollo le es dado un poco más de pantalla y se avanza en su caracterización, y si logran hacerlo aterrador, en especial cuando la rabia lo consume tanto que pierde el control de su cordura.
En el dibujo tenemos al hombre detrás de muchos comics de Spawn, Szymon Kudranski. Su composición de viñetas es decididamente cinematográfico, transformando esta miniserie en una película animada envuelta en páginas de papel; me encantan las partes donde nos muestra la casa de las perversiones donde el Joker disfruta de todas sus manías sexuales de lo más retorcidamente graciosas. En el caso del color, trazo, diseño de personajes y todo lo demás, cabe perfectamente en la maravillosamente espectacular categoría de… “ok”, no malo, ni bueno, solo “ok”.
Una pena que después de esto en los tebeos el Pingüino no se haya vuelto una presencia más interesante o siquiera grande, pero al menos Robin Lord Taylor en la serie Gotham nos entrega su propia versión del villano que puede causar lástima, complicidad, alegría y todo al mismo tiempo. Su versión del “Pingüino” es a mi gusto el punto más fuerte de toda la serie, y es la única representación de Oswald que verdaderamente vale la pena seguir en estos días si eres fan del personaje.
Este tebeo en general no es nada espectacular ni será un futuro clásico, pero sin duda es el mejor comic escrito sobre el personaje en muuuuchos años. Nos acerca a un villano poco explotado en las décadas pasadas y lo presenta como una pobre y patética criatura miserable llena de odio, que luchó contra su marginalización de la sociedad no para integrarse, sino que para poner su pie en su cuello y apretar y ser él quien decida quien merece o no mirarlo a la cara. Si les gustaría ver un poco más de alguien al que el tiempo ha tratado tan duramente fuera como dentro de las paginas ilustradas, "Dolor y Prejuicio" es una buena lectura a revisar.
6.7/10
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