ICHI THE KILLER
Editorial: Shogakukan
Fecha de publicación: 1998 - 2001
Guionista: Hideo Yamamoto
Dibujante: Hideo Yamamoto
Reseña: Ñoño Cool
ADVERTENCIA: COMO ES OBVIO Y LO DIGO EN SERIO, ESTE MANGA NO ES RECOMENDADO PARA MENORES DE 18 AÑOS, POR SU VIOLENCIA FÍSICA, VERBAL Y SEXUAL, TANTO EN EL DIBUJO COMO EN LOS GUIONES.
Hoy me toca revisar un manga que la gente con más sensibilidad debería evitar a todo coste. Si eres de los que un cuerpo cercenado en mil pedazos o ver a una mujer siendo gráficamente abusada por un criminal yakuza en la peor manera te choca o molesta, pues mejor dar un paso al costado. Ahora en el caso de que la narrativa cruda e intensa sea algo de lo que disfrutas, esta obra puede ser lo tuyo.
El autor de tan polémica obra es un mangaka japonés que ha tenido una carrera bastante meteórica si se le puede llamar así, relativamente bien corta pero que ha estado cargada de material. Su nombre es Hideo Yamamoto y la obra presente podría decirse que es no solo la más conocida y popular del nipón, sino que también la mejor en cuanto a calidad de narrativa y desarrollo de personajes, aunque Homunculus puede ser superior en cuanto a aspectos mucho más técnicos.
Es tan popular en Japón “Ichi the Killer” que se le realizó una adaptación live action allá por el 2001 que rápidamente se ha vuelto un film de culto tanto en audiencias orientales como occidentales. Aunque a mi gusto si bien la película es buena, no le llega ni a los talones al manga (comentario snob es snob), lo que no quita que ver amas sería una recomendación para los amantes del gore y films de clase exploitation.
El argumento es básicamente que un anciano conocido como Jii-san planea en conjunto con un pequeño grupo de criminales en su ayuda, asesinar al líder de los yazuka de Anjougumi, el padre de las varias familias que controlan el lugar, para robarse su dinero y hacerse rico. Su arma secreta cuya cara e identidad verdadera está incluso oculta para los otros conspiradores es un niño mentalmente muy inestable y por ende fácilmente manipulable llamado Ichi, quien como su herramienta de asesinato definitiva será quien logre el golpe.
La muerte del jefe termina por crear una búsqueda incesante por el responsable de tal acto, y será Tetsuya Kakihara quien esté a la cabeza de dicha tarea. Este hombre es un masoquista extremo que también practica el sadismo, pero cuyo verdadero placer se encuentra en ser sometido no solo a los peores dolores posibles cometidos en las formas más brutales que se le puedan ocurrir a alguien, sino que a un sádico lo suficientemente entregado para que su tormento le haga llegar al mayor de los orgasmos cuando le haga sufrir un dolor que ni él puede imaginar que exista.
Como Ichi ha comenzado a despedazar cada uno de los miembros de Anjougumi indiscriminadamente y sin esfuerzo por las orden de su maestro, y entre los cadáveres bañados en sangre deja muestras de su semen demostrando que encuentra placer sexual en causarle dolor a los demás, Kakihara ve en este misterioso hombre a la figura que ha buscado hace décadas, y se enamora de Ichi, buscándole para que en lucha final este lo mate y así lleguen a una especie de amor romántico retorcido. Ichi por su parte no tiene intenciones de esto obviamente.
El círculo continuo de búsqueda y asesinato termina por acercarlos más y más, mientras nos damos cuenta que el imbatible asesino Ichi es la mayor víctima de todas, dada su manipulación psicológica y emocional a la que es sometido. Lo que no importará para Jii-san, quien ve en él solo otro peón en su plan maestro para acabar con la mafia que se mueve en el barrio rojo, cosa que hace solo para ver si puede hacerlo realmente, no más motivación detrás.
Tal como en las otras obras del mangaka, en “Ichi” vemos una trama que involucra a la mafia yakuza, el crimen organizado, y los peores extremos a los que un ser humano puede llevarse a sí mismo cuando los límites no existen y su moral está tan podrida y corrompida como su propia mente. Aunque a diferencia de sus trabajos anteriores, “Ichi” logra tener un balance muy superior con estos, y no se siente como que cada exceso realizado en las viñetas está ahí solo para choquear al lector o parecer “oscuro y adulto” por el mero gusto de ser “oscuro y adulto” sino que esta vez son recursos para mover la trama y poner a los personajes en situaciones que les desafíen.
El ambiente que se crea en el barrio rojo de Kabukicho al centro de Tokio es fascinante, un paraíso para el placer y cualquier vicio que tengas en mente si puedes pagarlo tan podrido como podría estarlo una ciudad ficticia como Gotham por ejemplo. La corrupción es inconmensurable, la violencia es extrema, los abusos sexuales y mentales están a la orden del día junto con las muertes, siendo el hogar propicio las prostitutas y los peores asesinos de Japón que buscan dinero y diversión fácil.
Y el que le muestra el verdadero terror a esta gente es nuestro protagonista. Ichi el homicida misterioso tan certero que parece como si la Muerte misma hubiese bajado para castigarles por sus pecados dada la velocidad y crueldad con la que ejecuta a sus víctimas. El problema es que su fría eficacia no puede estar más lejos de la verdad, ya que cada cosa que hace es a la fuerza obligándose a si mismo a matar en terror de que los otros le hagan daño.
Ichi es un personaje violentamente patético, es imposible no sentir pena por él a pesar de las acciones horribles y deplorables que comete. Su cerebro parece haberse quedado atrapado en su edad escolar cuando era pequeño, pues tiene la edad mental y emocional de un chico de primaria. Jii-san utiliza esto para meterse en su mente, y confundirlo mezclando recuerdos de su traumática infancia con la realidad y sus blancos a asesinar.
Por ejemplo digamos que tiene que matar a alguien muy alto y que usa lentes, entonces Jii habla horas antes con Ichi y le habla sobre si “recuerda” cuando el chico más alto de su clase con anteojos solía apalearlo. Cosa que jamás pasó, pero que el chico cree como real gracias a su mente fracturada, y cuando se encentra frente a frente al mafioso de gran tamaño él es un pequeño niño que lo mata para que este no lo golpee como cuando eran jovenes, mientras llora profusamente bañado en terror primal cuando lo hace por verse obligado a asesinarlo.
El mangaka lo hace lucir muy inocente además de volverlo como el personaje más dañado y abusado por los demás, por lo que aplica con nosotros una estrategia que te hará sentir lástima por él e incluso que termine cayéndote bien gracias a su faceta de bondad y debilidad que tiene dentro, engatusa al lector para hacerle sentir una empatía falsa con el hombre que asesina a diestra y siniestra con patadas mortales mientras se masturba en la cara, las tripas o los restos de los cadáveres que él mismo mutiló y los baña en su semen. Es torcido lo que Yamamoto logra, pues no podemos ver con malos ojos a este desviado sexual y sádico imparable.
Visualmente el manga no comienza mal, de hecho el dibujo es bastante decente; pero es a medida que avanza que se transforma en algo técnicamente superior y superior. Puedes presenciar fácilmente el progreso en el trazo, narrativa visual, composición de viñetas y panelado; como en los dos volúmenes finales presencias la madurez en su técnica, como la narración es más pausada y lenta, con páginas dobles y mudas para que gane un sentido de expresión y espectacularidad mucho mayor.
Es la vista lo que prima en el lector para trasmitir lo que está sucediendo, para que lo visceral se sienta artístico. Este cambio luego se hace más patente en la obra posterior a Ichi conocida como Homunculus, y lo visual está 10 veces más enfatizado ya que se centra en lo que el protagonista de dicho manga ve con sus ojos luego de que sufriese una trepanación.
“Ichi the Killer” es el mejor manga de Yamamoto, es oscuramente interesante, bestial pero jamás gratuita, torcida y que te hace dudar de tu propio sentido de moralidad al apoyar inconscientemente a un torturado asesino implacable, de tener algo de “buena onda” por un pobre sádico. Puedes presenciar una evolución en el autor en ella, y es violentamente irresistible.
Hideo Yamamoto para hacer esta obra vivió como un sin hogar durante un tiempo para así poder plasmar con más fuerza lo que les sucedían, y lo mismo hizo en cuanto a las artes marciales. Se nota que es alguien extremadamente comprometido con lo que hace, ya que jamás baja el nivel y este manga se puede leer de una manera muy veloz, comenzarás y al terminar ni te darás cuenta lo larga que realmente es. Cada paso y detalle puede significar un nuevo giro más adelante, mientras todo se recrudece, sinceramente “Ichi the Killer” es una obra que los fanáticos del género no pueden dejar pasar.
8/10
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